Día 1: Buenos Aires –Quito.
Quito, 2 de abril de 2011

El vuelo fue
interminable, Buenos Aires – Santiago de Chile – Guayaquil – Quito, pero me
vino bien para repasar toda la información recolectada para nuestro viaje, los
diarios, las anotaciones y la guía Lonely Planet Ecuador que había comprado en
el free shop. Llegamos a las 22.50 horas (20.50 hs de Ecuador) y como el
siguiente tramo aéreo recién salía a la mañana siguiente (sí, el vuelo hasta
las Galápagos tiene cinco tramos y una noche en el medio. Una locura.)
decidimos hacer noche en la capital ecuatoriana. Para esto había contratado de
antemano con otro miembro de viajeros.com, Ángel, una noche en su hostal con
una visita guiada a la ciudad y el traslado de ida y vuelta al aeropuerto. Se
hizo presente de manera puntual y ya en el viaje en taxi hasta nuestro
alojamiento (el Hostal Guapulo Inti) fuimos charlando animadamente un poco de
la ciudad y otro tanto de fútbol. Dejamos el equipaje en la habitación, nos
lavamos la cara y salimos rápido para tratar de conocer algo de Quito. Eran
casi las 22 hs , un poco tarde para sus costumbres, pero había que
intentarlo. Tomamos un taxi y después un
trolebús hasta el casco histórico de la ciudad. Me pareció muy bonito y
cuidado, lleno de iglesias y edificios gubernamentales, bien iluminado, con
puñados de turistas por aquí y por allá, sacando fotos. Daba para quedarse un
rato largo paseando, pero nosotros no lo teníamos. Nuestro anfitrión se
comportó como un verdadero guía y nos fue contando a cada paso historias y
anécdotas del pasado de su país. Realmente muy ilustrativo, un placer. Luego de
caminar un poco disfrutando de cada esquina, llegamos a “La Ronda” (calle Juan
Moralez), un paseo callejero demarcado por dos arcos (uno al comienzo y otro al
final) lleno de bares con música en vivo y puestos de comida sobre la vereda.
Es peatonal y está lleno de gente joven. Muy recomendable. Nosotros
aprovechamos nuestro recorrido para comer algo al paso. Probamos las empanadas
de morocho y las de viento, las primeras son de maíz y las otras son como
tortafritas con un poco de queso, mucho aire y azúcar espolvoreada por fuera.
Muy ricas. También probamos el “canelazo”, que es un trago caliente de una
especie de té de canela con un chorro de caña. Depende de cómo te lo armen
puede ser muy fuerte. Me pareció como tomar un legui tibio y perfumado. Luego
Ángel se ofreció a llevarnos a la zona rosa, como los locales llaman al barrio
donde está la mayor movida nocturna, pero llovía y teníamos mucho sueño. No
hubo tiempo para más, estábamos muy cansados y decidimos irnos a dormir.
 |
Casco histórico de Quito |
 |
Casco histórico de Quito
|
 |
La Ronda |
 |
Canelazo |
A la mañana
siguiente tuvimos nuestro desayuno casero, preparado con mucha dedicación por
la madre de Ángel. Aquí fue el turno de probar el jugo de naranjilla, que es
más parecido en consistencia a un licuado de pera o manzana que a una naranja.
Después de charlar animadamente un rato largo llegó el turno de despedirnos de Ángel.
Besos, abrazos, fotos e intercambio de mails, esa genial rutina de cada viaje
que le da un color especial a cada recuerdo.
El cuñado nos
llevó al aeropuerto, las Galápagos esperaban por nosotros.
Con una escala
de una hora aproximadamente en Guayaquil, aterrizamos en Baltra, ya en el archipiélago, a las 11.50 hs.