Cómo crucé la frontera sin efectivo, pasé mi primera noche de couchsurfing y descubrí qué es el sillar blanco hechizado por la belleza de la ciudad de los volcanes.
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Catedral de Arequipa |
Solo, sin wifi, ni dinero y con mucho tiempo libre, me pasé
todo el día en aeropuertos chilenos leyendo el tercer volumen de Game of
Thrones. Tenía pensado ya haber vislumbrado algún compañero de viaje en el
vuelo, alguien con pinta de mochilero, alguien que vaya a Perú. Nada. Llegué a
Arica sin haber hablado con persona alguna. Estaba todavía viendo qué hacía
cuando un taxista me para porque le faltaba un pasajero para completar su viaje
a Tacna. Buenísimo. El precio era justo el poco cambio que tenía, 15 dólares.
Ideal.
Todo el papeleo de la frontera te lo resuelve el chofer con
lo que se hace bastante cómodo cruzar a Perú de esa manera. Aproximadamente una
hora después ya estaba en la terminal de buses de Tacna. Sencilla y popular. No
hay tableros ni pantallas, sino que los empleados se la pasan ofertando sus
viajes próximos a viva voz Arequiparequiparequipaaaaa…,
y vos pasás por los puestos a ver los horarios y precios. La oferta de micros
en Perú es muy variada, tenés desde los caros y prestigiosos hasta empresas
baratísimas de dudosa calidad. Siempre hay que hacer un relevamiento exhaustivo
porque muchas de ellas no son confiables en términos de seguridad y
puntualidad, lo mejor es preguntar a los locales cuál es la mejor para cada
tramo de nuestro viaje.
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Plaza de Cayma |
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Iglesia de Cayma |
Finalmente saqué pasaje con Civa porque aceptaba tarjeta de
crédito (20 soles, semi cama con wifi). Así tuve que esperar una hora a que
salga mi bus, sin dinero y con un hambre que me moría. De hecho al no tener
billetes no pude pagar la tasa de embarque de la terminal (1 sol) y me tuvo que
hacer pasar la chica de la empresa por una puertita escondida.
Llegué tempranísimo a Arequipa, 4.30 am, no quería molestar
a mis futuros anfitriones de couchsurfing (Fiorella y familia), así que traté
de resolver el tema de la plata pero con una de las tarjetas no pude sacar el
famoso adelanto en efectivo. Entonces quise llamar a Visa para averiguar qué
pasaba, pero no pude porque en Perú no se puede llamar por cobro revertido. Sí,
en todo el país no podés hacer este tipo de operación con un teléfono público o
semipúblico. Increíble. Finalmente llamé a Fiorella y me fui a su casa. Dormí
un rato hasta que tuvieron que empezar el día. Compartí el desayuno con ella y
su madre, Theresa, y luego las acompañé al trabajo. Al rato se desocupó y nos
fuimos a ver la ciudad.
Comenzamos por su barrio, Cayma, que es muy coqueto, lleno
de casas lindas y pequeños condominios cerrados y con buenas vistas porque está
en la parte alta de Arequipa. Estuvimos en su plaza e iglesia. Muy recomendable
para caminar sin rumbo, simplemente paseando. Luego comenzamos a bajar hacia el
centro de la ciudad. Ahí llegamos a otro barrio bien bonito, como dicen
ellos, Yanahuara. Tiene una plaza con un mirador que, a mi gusto, son
imperdibles. A partir de aquí cambia el estilo arquitectónico, seguimos con
callecitas en bajada pero ahora las construcciones son más coloniales y
pintorescas con veredas minúsculas. Se desciende por la Cuesta del Ángel que
desemboca en un pequeño malecón contra el río Chili, al cruzarlo llegamos al
centro arequipeño.
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Cayma |
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Yanahuara |
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Yanahuara |
Arequipa está rodeada de volcanes y desde su plaza de armas
uno se siente pequeñísimo ante tanta inmensidad. Se la conoce como la ciudad
blanca y esto es porque la gran mayoría de sus hermosos edificios están
construidos en sillar blanco, una roca volcánica clara que brilla con el sol (y
aquí el sol brilla todo el año). Parado en su centro, allí donde mires hay un
edificio que bien vale tu admiración y varias fotos. La catedral, que es enorme
e imponente, las casas coloniales, las iglesias que están por todos lados, los museos
y hasta los bancos, todo ornamentado (cada ventana, cada columna) de manera impresionante. Es sólo cuestión
de caminar los alrededores y dejarse sorprender, siempre con la cámara de fotos
a mano.
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Yanahuara |
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Yanahuara |
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Yanahuara |
Nos juntamos con su madre y nos fuimos a almorzar a su casa.
Así me empezaron a mostrar diferentes comidas y sabores típicos de la
región. Probé la tuna, fruta del cactus,
y la quinoa frita con huevo, acompañada de un rico jugo de piña casero. Luego
de una linda charla y lavar los platos me fui a pasear y a tratar de resolver
el tema de la tarjeta. Probé inútilmente en cuanto teléfono público,
semipúblico y locutorio encontré hacer mi llamada de cobro revertido y fue imposible.
Hasta que, al borde de la desesperación, me fui a un banco a pedir que me
ayuden. No sé qué cara habré puesto pero la pobre mujer que me atendió se
compadeció tanto que logró que su jefe le preste el interno para hacer la
llamada desde ahí y, finalmente, logré hablar con Visa. Estaba todo bien, no
había ningún problema, debe haber sido un problema del cajero automático. Más
aliviado pero aún maldiciendo por el tiempo perdido me fui a encontrar con mis
anfitrionas para cenar. Se nos unió Helena, una compañera de trabajo de
Fiorella y juntos fuimos a un restaurant a comer el auténtico pollo a la brasa.
Estaba rico pero yo no noté diferencias con el de Argentina. Durante la amena
charla analizamos mi itinerario (lo único que sabía era que iba a ir a Cusco y
Puno, y que quería conocer la selva) y me sugirieron dos cambios, incluir Ica
(con el Oasis de Huacachina) de camino a Cusco, e ir a Puerto Maldonado en
lugar del Parque de Manu (para la selva). La idea de improvisar empezaba a rendir frutos.
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Plaza de Armas |
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Plaza de Armas |
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Plaza de Armas |
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Plaza de armas |
Para ir al Colca, hay varias opciones de uno o dos días en
tour tradicional y hasta un trekking de dos jornadas. Luego de meditarlo y
recoger opiniones de gente que ya lo había hecho, me decidí por la versión full
day que sale a las 3.00 am. Como me quedaba un poco de tiempo me fui a conocer
la Casa Moral, que es una vieja mansión colonial restaurada. Es un lindo
recorrido corto en el que se puede apreciar cómo era la vida cotidiana en
épocas de la colonia.
Cené con Theresa y Fiorella y me fui a dormir porque en unas
horas pasaba la combi a buscarme.
Si querés conocer experiencias de otros viajeros, acá dejo el enlace:
Arequipa, ciudad blanca. De Callejeando por el mundo.